Esta iglesia de estilo neomedieval de finales del siglo XIX fue proyectada por el arquitecto Domingo Rodríguez Sesmero. Su interés radica en haber sido construida con los restos de la Torre de Doña Urraca (residencia de los arzobispos compostelanos desde 1228). Esta desaparecida Torre, desde el punto de vista cronológico, difícilmente pudo ser morada de esta reina, ya que es de estilo gótico posterior al s. XVII. Los restos que se conservan además de algunos sillares, son las ventanas y los pretiles que podemos ver incrustados en los muros del ábside de esta iglesia parroquial moderna. Su nombre, Santo Tomás, se le impuso en recuerdo al paso de Santo Tomás de Canterbury por la villa en 1170.